Por regla general, hasta que no entremos en el detalle de sus diferencias, utilizamos indistintamente ciertas palabras como sinónimas porque evocan nociones parecidas. Sin embargo, pueden significar cosas lo suficientemente diferentes para que valga la pena precisar sus conceptos.
Con esta pequeña introducción iniciaremos cada uno de los artículos de una serie denominada «Llave de comprensión».
COMPLICACIÓN Y COMPLEJIDAD
Para nuestra primera «llave de comprensión» hablaremos de la diferencia entre complicación y complejidad, una diferencia que no se ve reflejada en los diccionarios de lengua española, por lo que no parece relevante en el lenguaje ordinario. Sin embargo, a nivel conceptual, hacer esta distinción para la psicología tiene importantes consecuencias.
Hablamos de «personas acomplejadas», o de «no complicarse la vida», algunos autores hablan de «mentes complejas». Nuestro articulo versará sobretodo sobre aspectos conceptuales, pero como lo veremos, conocer la diferencia entre algo complicado y algo complejo, más allá de definir las características del objeto, tiene mucho que ver con nuestra capacidad de procesar la información. Como consecuencia, esta diferencia tiene una relevancia práctica, de cara a la resolución de problemas, la capacidad de aprendizaje, la motivación y por ende la autoestima y la autorealización.
Tanto lo complejo como lo complicado pueden ser difíciles de entender y estar compuestos de diversos elementos, pero no te preocupes si puede resultar complicada la diferencia, no es compleja.
Veamos por qué con una puesta en paralelo:
LA COMPLICACIÓN
Las cosas complicadas requieren mucho esfuerzo, están compuestas por muchas variables, pero se pueden dominar con el tiempo si estructuramos sus componentes.
Cuando algo es complicado:
- tenemos las capacidades para hacerlo, comprenderlo o encontrar su solución.
- aunque no sea sencillo a primera vista, es un conjunto de cosas simples.
- seguimos un proceso en dos etapas para apropiarnos el conjunto de los elementos que interactúan:
- descomponer el conjunto en nociones más simples y comprensibles,
- volver a ensamblar los elementos simples.
Atención: ciertas informaciones simples se tornan complicadas conforme les añadimos niveles de detalle.
EJEMPLOS:
Cosas complicadas: un motor térmico, un ordenador, un programa informático, una página web,…
Si lo situamos en una curva de aprendizaje:
- lo complicado llega a una asíntota horizontal, es decir que podemos de algo complicado llegar a saberlo todo.
LA COMPLEJIDAD
Estamos frente a algo complejo cuando tenemos a nuestra disposición cierta cantidad de informaciones, entre las cuales al menos una:
- nos es desconocida,
- no la comprendemos,
- no nos permite encontrar la solución instantáneamente,
- no entendemos su relación con las otras informaciones disponibles.
La complejidad describe con conjunto de cosas que parecen ligadas, que no nos parecen sencillas y para las cuales nos resulta difícil o imposible anticipar un resultado, entender del todo su funcionamiento, su estructura o su finalidad.
Se modeliza y simula la complexidad para intentar abarcarla.
El cerebro humano no está diseñado para tratar temas complejos por eso tiende a simplificar y a reducir los temas complejos a unas expresiones más accesibles.
EJEMPLOS:
Objetos complejos: el cerebro, el cuerpo humano, una sociedad humana o animal, un ecosistema, el clima, una relación de pareja…
Si lo situamos en una curva de aprendizaje:
- de lo complejo no podemos llegar a saberlo todo, es una fuente de conocimiento indefinida, ya que sus elementos y sus variables están en constante cambio de manera no controlable.
A modo de resumen: la tabla comparativa entre simple, complicado y complejo, para tenerlo claro.
Referencias: “Getting to Maybe: How the World Is Changed”, Frances Westley.
A modo de conclusión.
No es lo mismo plantearse un objetivo o tener que resolver un problema complicados, que podremos desmenuzar en partes más pequeñas y de los que podemos llegar a saberlo todo, que perseguir un objetivo o la solución de un problema complejos que nos obligan a mantenernos al día en función de los nuevos avances y modelizaciones más actuales.
Son dos tipos de objetivos y dos tipos de problemas que requieren distintas estrategias y que no se van a alcanzar de la misma manera. Requieren poner en marcha recursos distintos. Concretamente, se suele considerar que las cuestiones humanas son complejas mientras que los objetos son en el peor de los casos, complicados. ¡Cuánta frustración se puede llegar a sentir si tomamos algo complejo por complicado! Por ejemplo, si nos involucramos en una relación sentimental o en la educación de nuestros hijos como si fuera algo que pudiéramos abrazar de manera exhaustiva y controlada, cuando no lo es, el desconcierto está asegurado. Hay cosas que no podemos controlar y tenemos que aceptar así; y otras que no podemos desmenuzar sin romper, en particular todas las que tienen que ver con la magia de la vida.
Trabajemos nuestro discernimiento para invertir esfuerzos en vías con salidas.
Bertrand René Gerard Maridor
Psicólogo General Sanitario